viernes, 13 de marzo de 2009

Implicados.


Llego tarde a mi casa, había acompañado a Jacky a "ver tiendas" y sin querer encontré ese vestido que usaré en la boda de esa chica(grande) que no conozco, en un lugar que no conozco, con gente que no conozco, pero que es un buenísimo pretexto para escaparme a Lima a ver a mi chico.


Leo un poco(bastante), lo llamo por teléfono y no contesta, está en alguna reunión de esas que le hacen tanto bien, en lugares que sí conoce, con gente que sí conoce... Me resigno y decido no insistir.


Recuerdo, escuchando Cerati, porque me es inevitable recordar escuchando a Cerati, y en vez de cambiar de disco decido dejar que corra, al fin y al cabo, algo bueno hay.


Vuelvo al libro, y al poco rato escucho gotitas en el techo, me envuelvo en una sábana y me paro bajo el agua que cae. Le escribo: Llueve, lo disfruto, pero faltas tú. No llama, no responde el mensaje, tampoco espero que lo haga. No es porque crea que no lo importa y haya perdido las esperanzas en él, sino porque sé que anda felíz en este momento, felíz allá, sin mí, al menos felíz sin mí en este momento y es preciso, porque prefiero que sea felíz allá sin mí, y yo felíz acá sin él, a que andemos muriendo por estar lejos. Prefiero ser felíz sola y disfrutarlo al máximo cuando esté. Prefiero que sea felíz solo y que cuando esté conmigo sea su mundo entero.


He aprendido algunas cosas, las circunstancias lo hacen necesario. Admiro, humildemente (si es que es posible tremenda contradicción) mi forma tan tranquila de asimilar las cosas que me pasan ahora. Ya no me complico tanto, porque no me dejan, me hacen la vida más simple y es difícil porque siempre todo fue difícil, y ahora viene alguien y con dos palabras soluciona todo y me quedo en el aire con mi complicación y mis ganas de sufrir un poquito ese estado de andar complicada en el mundo, aunque sea diez minutos, pero no puedo porque cuando lo intento me arregla todo y me dice que todo está bien, que haga un cambio y ya está, que no necesito sufrir ni complicarme ni nada de esas cosas que tanto disfruto a veces...


Si supiera que cuando me complico es tan natural, que no tiene por qué preocuparse, que luego se me pasa y todo está bien y si me entiende eso un ratito lo querré más de lo que lo quiero, si es que se puede, espero que sí.


Ahora lo imagino disfrutando su noche, me alegra que la disfrute, que esté acompañado, porque casi nunca puede disfrutar así conmigo ni con sus amigos aquí por lo lejos que estamos de él. Me siento un poco culpable porque yo aquí si tengo a medio mundo que adoro y que parece también que me adoran, que me acompañan, y me hablan y salen conmigo y conversamos y somos felices, yo extrañándolo a morir y queriendo que esté a mi lado.


Así pasan estos días, hasta que la fortuna nos haga más afortunados al estar juntos para siempre, o hasta que los huesos lo permitan.