lunes, 15 de junio de 2009

Saber de ti.


Pensar en tu sonrisa.
Recordar que mis dedos besan la inocente forma de tus labios.
¡Cómo agitan el viento tus pestañas!
El sonido que a propósito creas en el vacío de mi boca,
para provocarme la ternura más violenta.
Aquella que dibuja nuestras siluetas en las dunas.
De esa tarde cubierta de miel.

Vamos, súbete a mi espalda.
Vamos a bañarnos de esa sincera DESNUDEZ.

lunes, 1 de junio de 2009

Más noches.


Hay cosas que no podemos evitar. Como el pertenecernos así tan terriblemente, aún.

Lo entiendo todo, pero luego, no entiendo ni una sola sílaba. Porque me elevas, me desequilibras, me llevas me traes. Porque al irte en tus desvaríos me llevas contigo. Porque al irte estoy irremediablemente contigo, para siempre.

¿Te abrazo? ¿O te empujo? A veces tú piensas lo mismo. Porque mi afán por lograr algo no es nada comparado a lo que provoqué. Porque tu voz oscila en el silencio, suave y tierna. Porque tu risa me llena de formas incalculables. Porque todo lo que quiero y siempre querré no lo tendré. Porque no te tendré. Porque quiere tenerme pero de igual forma (aunque desde mi me tienes para siempre), no me tendrás. Porque no puedes permitirlo.

Porque tendrás que dejar de quererme, para olvidar. Porque me moriré cuando dejes de quererme, pero será otro comenzar, de ésos que a mí no me gustan.

Porque sigue amaneciendo cada día y no lo puedes evitar. Porque a cada cosita dulce que llega a mis oídos, de ti, cala profundo y se queda para toda la vida, en mí.

Porque amanecer es triste sin ti. Porque amanecer contigo es vivir cada segundo con sentido, ese sentido del que carecen todas las cosas del mundo porque se vuelven banales.

Esto me hace escribir, porque la felicidad contigo significa que no hay nada que desahogar.
Ahora desahogo la inestabilidad.

Estás lejos, pero cuando tu voz es cálida la puedo sentir cerca, como si me l arespiraras al oído, entre mis cabellos que anochecen contigo.

Leo tus mensajes, en el limbo de quererme y alejarme. Me reconfortas tú, cada palabra escrita con mucha fuerza. Nunca te he esperado tanto.

Te adoro para siempre.






P.S: Escrito en la madrugada de hoy. Como siempre, todo cambió otra vez con los ánimos, pero creí conveniente publicarlo de todas formas.