Pensar en tu sonrisa.
Recordar que mis dedos besan la inocente forma de tus labios.
¡Cómo agitan el viento tus pestañas!
El sonido que a propósito creas en el vacío de mi boca,
para provocarme la ternura más violenta.
Aquella que dibuja nuestras siluetas en las dunas.
De esa tarde cubierta de miel.
Vamos, súbete a mi espalda.
Vamos a bañarnos de esa sincera DESNUDEZ.
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